El
derecho a la libertad de expresión de todas las personas, incluidas Lesbianas, Gais,
Bisexuales, Trans e Intersexuales (LGBTI), debe ser respetado universalmente
como parte de los derechos humanos fundamentales, reconocido en los
artículos 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y 13 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, de igual manera quedó
establecido en el artículo 57 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (CRBV) "Toda persona tiene derecho a expresar
libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o
mediante cualquier otra forma de expresión, y de hacer uso para ello de
cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse
censura".
La
Libertad de Expresión entendida como “el Derecho a Ser”, nos lleva a
expresarnos libremente, de manera
individual o colectiva, nos permite la posibilidad de expresarnos y conocer
otras expresiones, debido a que la verdadera importancia de este derecho no
está solo en la posibilidad de tener nuestras opiniones sino de poder
manifestarlas y transmitirlas, especialmente a aquellas personas o grupos que
puedan tener un punto de vista distinto al nuestro.
Inicialmente no debería existir restricción pues las
expresiones pueden versar sobre diversos temas y asuntos. Sin embargo, existen
casos en que se crean restricciones debido a la dimensión social de la libertad
de expresión, y no por ello a las personas se les puede negar este derecho,
esto en razón que "Toda persona tiene derecho al libre desenvolvimiento de
su personalidad, sin más limitaciones que las que derivan del derecho de las
demás y del orden público y social" (art. 20 CRBV). “La comunicación es
libre y plural”… (art. 58 CRBV) y "toda persona tiene derecho a la
libertad de conciencia y a manifestarla, salvo que su práctica afecte la
personalidad o constituya delito…" (art. 61 CRBV).
En el caso de las personas LGBTI, se hace notorio
como el gobierno venezolano aun cuando presenta a nuestro país con un contexto
social y jurídico progresista sigue estando muy rezagado en relación a la
protección expresa contra toda forma de discriminación por motivos de
orientación sexual, identidad y
expresión de género.
Cabe
señalar, que la expresión pública de las inquietudes y exigencias de la
comunidad LGBTI enfrentan a menudo la oposición violenta e invisibilización de
otros grupos sociales, principalmente de organizaciones religiosas y dogmáticas,
líderes de partidos conservadores y progresistas.
Por
otra parte, el sistema educativo en todos su niveles, desde sus planes curriculares
y programas de formación sigue estando marcado por el androcentrismo, el
heterosexismo, el patriarcado, el machismo y la fuerte influencia religiosa,
que tienden a censurar sistemáticamente casi en su totalidad la información
relacionada a la sexualidad: la perspectiva de género, la orientación sexual e
identidad y expresión de género, se convierten en un grave obstáculo a la
libertad de buscar, recibir e impartir información e ideas de todos los tipos
que favorezcan a la formación integral de la personalidad.
De
igual manera, los medios de comunicación
privados regulados por el Estado, constantemente y con la mayor impunidad
ridiculizan, banalizan y promueven la discriminación contra las personas LGBTI
con muchos de sus programas. Mientras que los medios estatales tienden a
invisibilizar o censurar la transmisión de temas vinculados a la población
LGBTI; distanciándose ambos del pluralismo informativo y el trato no
discriminatorio en lo que respecta a asuntos relacionados con la orientación
sexual e identidad y expresión de género.
En
relación a los espacios públicos se tiende a restringir el derecho a expresar la orientación sexual,
identidad y expresión de género, a través del lenguaje, la apariencia y el
comportamiento, la vestimenta, las características corporales, la elección de
nombre, muestras de afecto o cualquier otro medio; cualquiera de estas
expresiones mencionadas son consideradas
como pornográficas, contrarios a la moral pública, buenas costumbres y
peligrosos para la sana formación de las niñas, niños y adolescentes.
Es
preocupante como el Estado no garantiza
el derecho a la libertad de expresión de las personas LGBTI ya sea de manera
individual o grupal, no se les brinda protección jurídica contra la incitación
al odio, las prácticas de violencia y la vulneración de derechos fundamentales
cometidas por sus representantes o particulares, reforzando la desconfianza en
las instituciones gubernamentales, principalmente las del sistema de justicia,
por no aplicar sanciones legales a los responsables de este tipo de
situaciones, no condenarlas públicamente y por dejar impunes todos estos casos.
Aunado
a lo anterior y por encima de la protección legal, la presión social sigue
actuando como un fortísimo calificador de la libertad de las personas LGBTI
para expresarse en muchos aspectos fundamentales de su vida familiar, de pareja,
profesional y laboral, llevan a la autocensura cotidiana y silencio por temor a
represalias, quedan expuestas a discursos y prácticas homofóbicas y
transfóbicas, que reducen aún más la confianza de las personas LGBTI para
expresarse por estar fuera de las normas mayoritarias del sistema heterosexista
y binarista de género al que se encuentra ajustado la sociedad.
Las
distintas formas de violencia es la mayor amenaza que padece la comunidad LGBTI
venezolana en su conjunto, siendo más afectadas las personas trans quienes al querer expresarse como no binarias en los
espacios públicos y privados, experimentan diariamente serias limitaciones para expresar
plenamente sus identidades y expresiones de género a causa del temor, rechazo
social, represalias en centros educativos, puestos de trabajo, servicios de
salud, entre otros.
El desafío que se nos plantea, es defender y exigir el
respeto a la libre expresión de las orientaciones
sexuales, identidades y expresiones de género, sin censura, derribar las barrera que desde lo social,
cultural, político y legal, imposibilita la promoción del cambio, el avance
para abordar el estigma y discriminación que padecen las personas LGBTI. Situaciones,
que, no sólo afectan a las personas que se identifican como tales, sino que
también repercuten en toda en nuestra sociedad, ya que la presión social y la
intimidación censuran las emociones y la libertad de las personas para expresar
su verdadero ser.
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