El capitulo del Génesis
que habla de la destrucción de Sodoma y Gomorra ha sido frecuentemente
utilizado para descalificar a las personas de orientación homosexual. Se pensaba
que “el pecado que clamaba a los oídos de Dios” era de esa connotación. Sin embargo,
estudios mas precisos dan de pensar, hoy, que el texto no hace referencia a la
homosexualidad. No es un pecado sexual el que se castigó sino la violación de
una de las tradiciones mas sagradas del desierto: la hospitalidad, la practica
pecadora fue de no recibir al huésped de paso.
El contexto va en ese
sentido: el pasaje anterior muestra en el mismo desierto a Abrahán y su mujer; y
después a Lot su sobrino, desviviéndose para ofrecer una comida magnifica a
tres huéspedes desconocidos. De allí han salido estos mensajes – en realidad,
son ángeles- hacia Sodoma y Gomorra, porque la denuncia contra estas ciudades
ha llegado a los oídos de Dios: su pecado, “gravísimo” dice el texto, subraya
que los habitantes de Sodoma han traicionado doblemente la ley sagrada de la
hospitalidad: forzar la puerta de la casa de Lot, el inmigrante, y amenazar
a sus huéspedes.
Ya no nos resulta
extraño que Jesús, en la última parábola sobre el fin del mundo diga: “yo era
inmigrante y me recibieron”; ni tampoco nos asombra que el hijo de Dios haya
nacido, de manera muy simbólica, como forastero en una tierra que no era la
suya, y sin techo propio. “no había sitio” para él en las posadas, dice el
evangelio.
Así, más que la justificación
de una moral que discrimina a las personas de orientación sexual distinta, la
condena a Sodoma y Gomorra tendría que servir para despertar en nosotros la indignación
por las víctimas de la inhospitalidad en nuestro mundo. Sodoma y Gomorra, hoy
se llaman Lampedusa o Tijuana, donde tantos inmigrantes pierden la vida en búsqueda
de oportunidades de vida y trabajo. Nuestros contemporáneos prefieren verlos
morir en el mar de Sicilia o en las fronteras de México y Estados Unidos, que
dejarse mover en la búsqueda de soluciones generosas y reconozcámoslo, nada fáciles.
En realidad, allí donde manda el señor dinero, es poco el espacio disponible
para la misericordia. Sacerdote de
Petare.
Fuente: Diario Ultimas Noticias 9/11/2013. pag.32. por: Bruno Renaud
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