La marica como
sujeto político
CAPITULO III.
Paco Vidarte *
Paco Vidarte *
Muchas
personas tienen un árbol plantado en la
cabeza,
pero en realidad el cerebro es más que una hierba
que
un árbol. Deleuze y Guattari
Todo
eso de la identidad, de saber quiénes somos, de dónde venimos, de conocernos a
nosotros mismos y demás monsergas, está muy bien. Pero no es necesario para
pegar gritos, carteles, hostias ni existir políticamente. Está bien claro quién
es el enemigo. No hace falta ser un sabio para reconocer quien quiere nuestro
mal, quien quiere acabar con nosotros, a quien le provocamos arcadas, quien se
muestra reticente, incomodo, arisco frente a nuestras reivindicaciones o ante
nuestra mera existencia. Para localizar la homofobia no hay que ser un lince.
De esto se da cuenta cualquiera, hasta la marica que no ha pisado una librería
en su vida. No es preciso nada más para empezar a hacer política, para
convertirnos de simples practicantes de unas cuantas conductas sexuales
estereotipadas en verdaderos sujetos políticos.
La
existencia política nace de una posición de sujeto que lucha. Una posición de sujeto que nace de una
decisión voluntaria, estratégica, coyuntural a partir de una situación de
opresión e injusticia dada. Y basta de alforjas. Injusticia estructural + gente que sufre esa injusticia + voluntad de
lucha y de subvertir dicha situación injusta: no hace falta nada más para el
surgimiento de un sujeto político capaz de llevar a cabo una pequeña, mediana o
gran revolución. Lo crucial es la posición, la toma de posición, es
posicionarse, el plantarse como sujetos, fundarse como sujetos maricas.
Posición de sujetos maricas, de sujetos lesbianos, de sujetos trans. Posición
de sujetos de clase. Posición de sujetos precarios. Posición de sujetos
abyectos. Y en frente, el resto. A por ellos. Ya tenemos el conflicto social
necesario. No hay que inventarse nada. Es la situación de partida. Una sociedad
injusta y que quiere seguir siéndolo para uso cuantos. Solo falta levantarse y
tomar la palabra. Robarla, apoderarse de ella. O como se dice ahora, lo único
que necesita una marica para convertirse
en sujeto político es <empoderarse>. Horrible anglicismo. Hacerse
poderoso, dejar que el poder discurra por tus venas, mineralizarse, tener
iniciativa, todo eso deriva tan solo de una decisión: la decisión política de
convertirse, de ser ya un sujeto político LGTBQ. Esto ni lo regala nadie, ni lo
concede nadie, ni necesita más ceremonia de reconocimiento, ni apuntarse a
ningún sitio: depende de cada uno tomar la decisión de ser una marica, una
lesbiana, una trans que se elevan a sí mismas a la categoría de conflicto y a
la posición de lucha de sujetos políticos. Sujetos políticos por decisión.
Voluntad de guerrear. Determinación de batallar contra el enemigo común. Es tan
fácil como dar se paso, en vez de permanecer en el limbo de la ociosidad de los
derechos otorgados o que otros han peleado para nosotros.
Convertirse en un sujeto político, temible ya de entrada
por el mero hecho de haber tomado esta decisión que supone un chute de moral,
de fuerza, de inteligencia, de imaginación, de inventiva, de iniciativa, no
requiere de más argumentación. Pasar de marica a marica en lucha es un absurdo,
un abismo lógico, un salto en el vacío, algo irracional, injustificado,
arbitrario: es un salto que se da o no se da. Un salto que se justifica a si
mismo después de haberlo dado. Como salir al extranjero, o irse de casa ¿para
qué, con lo bien que se vive aquí? Tu
sal, márchate. Cuando vuelvas, si vuelves, ya me lo cuentas. Cuando aun no se
ha tomado la decisión de llegar a ejercer una existencia política marica no se
cuenta con las razones, con los argumentos, con la legitimación que fuercen esa
decisión. No se tiene un porqué, pero justamente esta ausencia de tener que
hacer lo que aparece como necesario e inevitable es lo permite saltar al vacío.
Yo sólo puedo decir: ¡Salta! Desde el otro lado. Deja los razonamientos y la
legitimación para más tarde. Todo lo que se presenta a sí mismo como razonable, legitimo y
portador de una sanción social positiva es lo que te ha estado jodiendo;
limitando, coartando y oprimiendo hasta ahora. No le pidas el mismo pasaporte a
lo que te ha de salvar.
El fulgor de la conciencia política que de pronto
estalla. La conjunción de los astros casi mágica que supone alcanzar la
conciencia de clase. Y está ahí mismo, al alcance de la mano, crear, devenir,
decidir ser este nuevo tipo de sujeto político LGTBQ. Ya lo somos. Ya los hay.
Nunca hay un primero. Cuando se toman este tipo de decisiones ya hay gente
esperándote. La soledad esta antes de decidir tener una existencia política, no
después. Convertirse en sujeto, acceder a una voz propia, a la capacidad de
sostener un discurso en primera persona, supone de entrada un vaciamiento, un
dejar al lado la existencia cómoda y pacifica que la sociedad ha puesto a
disposición de las maricas y lesbianas para mantenerlas entretenidas, ocupadas,
follisqueando, comprando, ligando, bebiendo, festejando y riendo. Engordándonos
como hansel y gretel.
Hasta los héroes de cuento son más revolucionarios que
muchas de nosotras. Tras este vaciarse de lo que hay, de lo que se nos ha
enseñado y transmitido como lo que debe ser una existencia marica tranquila y
autosatisfecha, no hay ningún paraíso, ni ningún infierno. Tal vez no haya
nada. Está todo por inventar y por llenarlo de contenido. Pero lo importante es
que la decisión constitutiva y polémica
de convertirnos en sujetos políticos maricas no precisa de mayor articulación
teórica.
No hay que esperar a tener muy clarito y explicado cual es
nuestra identidad ni quiénes somos para ponerse a hacer cosas. Basta compartir
una situación injusta de partida y la legitimación que acompaña siempre a los
desfavorecidos, marginados y oprimidos. También los fachas se pueden levantar
si les da la gana, pero carecerán de legitimación porque cuando se levantan
siempre lo hacen para recuperar privilegios perdidos que usurpaban ilícitamente
y que les fueron arrebatados con razón. Como los curas cuando salen a la calle
a manifestarse porque han perdido el monopolio de la manipulación de las
consciencias con la asignatura de religión. Y poco es lo que han perdido. El
Estado es tan mojigato que no se atreve a prohibir la religión en los centros
públicos. O los antichavistas tomando las calles porque les han reventado el
cortijo imperialista que tenían montado. Y no es que piense que Hugo Chávez ama
a las maricas. Que me da risa. Adquirir el estatuto de sujeto político es
gratis y está al alcance de casi cualquiera, aunque sigue habiendo excluidos
totales que ni siquiera pueden plantearse esta decisión. Pero, de nuevo, basta
con tener un poco de olfato, el olfato de un caniche vale, para darse cuenta de
quien está legitimado por su posición de clase, de opción sexual, de raza, de género,
y quien pretende únicamente mantener a toda costa una situación de
subyugamiento patriarcal, heterosexista, clasista, xenófobo, y católico.
* Vidarte Teórico y activista. Doctor en Filosofía (premio extraordinario de licenciatura), tenía un master en Teoría Psicoanalítica por la Universidad Complutense y era profesor titular de la Facultad de Filosofía de la UNED. Ética Marica Editorial Egales (Colección G / 2007)
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