El papa Benedicto XVI no gana para escándalos. Desde hace un mes, en Alemania no pasa un día sin que se conozcan nuevos detalles de casos de abusos sexuales en estructuras católicas de todo ese país. Ayer, el boletín de los horrores llegó desde Baviera, su región natal. El arzobispo de Ratisbona informó de vejaciones perpetradas por cuatro educadores durante 15 años contra cantantes del coro de las voces blancas en la época en que Georg Ratzinger, hermano del Papa, era director. Paralelamente, en Ettal fueron detallados abusos contra al menos 100 víctimas, una lista de violencias atroces, pasadas y actuales, contra jóvenes cuyas fotos desnudas fueron subidas a Internet por un sacerdote. Al mismo tiempo, en Italia, el escándalo de corrupción y prostitución que afecta a la cúpula de la Protección Civil ha salpicado al Vaticano.
El obispo de Ratisbona, Ludwig Mueller, publicó ayer en su página web bistum-regensburg.de, una 'carta a los padres' en la que informa de los abusos. Por su parte, Georg Ratzinger, quien dirigió los Domspatzen (literalmente los pájaros de la catedral), afirmó en declaraciones a una radio bávara que no tenía conocimiento de los abusos sexuales sucedidos entre 1958 y 1973, periodo que coincide parcialmente con su dirección, desde 1964 hasta 1993.
En total, según el informe, cuatro educadores estarían involucrados. Dos de ellos, Friedrich Z. y Georg Z., fueron condenados en su día por los hechos. Friedrich Z. era un profesor de religión que fue relevado de sus funciones en 1958, mientras que Georg Z. fue director del internado donde vivían los niños del coro y fue condenado a prisión en 1971. Se desconoce, por el momento, el número de víctimas.
Quizás las revelaciones más duras, desde que empezó el escándalo a finales de enero, son las del colegio de Ettal, cuyos directivos entregaron la documentación acerca de un lustro de violencia. En la información que dieron ayer acerca del estado de las investigaciones se habló de 'una lista de los horrores' que incluiría 100 víctimas y abusos de varios tipos, con detalles de actitudes sádicas de varios educadores.
Thomas Pfister, encargado de recopilar los casos del monasterio, detalló durante 45 minutos el contenido de decenas de correos electrónicos, llamadas telefónicas y encuentros personales celebrados 'día y noche' con víctimas que tuvieron el coraje de denunciar. Pfister condenó la 'cultura sistemática del mirar hacia otro lado y ocultar'.
Aunque la mayoría de las denuncias se refieren a décadas atrás, ayer se informó de abusos actuales. Un educador del monasterio habría obligado a alumnos a posar desnudos ante una cámara en un viaje de estudios. Sucesivamente las fotos habrían sido subidas en una plataforma gay de Internet entre 2000 y 2001.
Siempre según el informe de Pfister, en 2009 dos alumnos de quinto año denunciaron castigos corporales violentos. Otra denuncia se refiere a los massenschlagen, literalmente 'los manotazos de masa', cuando los educadores golpeaban uno tras otro a decenas de niños alineados. 'Reinaba el terror absoluto', escribió la víctima.
Esos niños son ahora personas adultas. Según Pfister, describen a los acosadores como unos 'sádicos' que sentían placer humillándoles. Otro testigo anónimo describió así su paso por la escuela: 'Fue la temporada más dura de mi vida'. También en los años ochenta, según este testigo, las brutalidades fueron atroces. Golpes en la cabeza, manotazos y tirones del pelo... 'No sabría decir cuántas veces me pegaron'.
La redada en el monasterio se produjo después de la dimisión, el pasado viernes, del prior del convento, el padre Maurus Krass, por no haber informado de los indicios de abusos registrados entre 2002 y 2005. La de Krass fue la segunda dimisión en pocos días, pues el miércoles el abad Barnabas Bögle renunció por el mismo motivo.
La ola de denuncias de acoso sexual sufridas por escolares y seminaristas en diversos centros dependientes de la Iglesia católica alemana se inició a fines de enero cuando el director de un colegio jesuita de Berlín informó a los ex alumnos de casos acontecidos entre los sesenta y los ochenta. Desde entonces, día a día se conocen más historias dramáticas.
El jueves, Benedicto XVI confirmó que recibirá el día 12 al presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el obispo Robert Zollitsch. Tras las nuevas revelaciones, la cita adquiere un nuevo significado.
En total, según el informe, cuatro educadores estarían involucrados. Dos de ellos, Friedrich Z. y Georg Z., fueron condenados en su día por los hechos. Friedrich Z. era un profesor de religión que fue relevado de sus funciones en 1958, mientras que Georg Z. fue director del internado donde vivían los niños del coro y fue condenado a prisión en 1971. Se desconoce, por el momento, el número de víctimas.
Quizás las revelaciones más duras, desde que empezó el escándalo a finales de enero, son las del colegio de Ettal, cuyos directivos entregaron la documentación acerca de un lustro de violencia. En la información que dieron ayer acerca del estado de las investigaciones se habló de 'una lista de los horrores' que incluiría 100 víctimas y abusos de varios tipos, con detalles de actitudes sádicas de varios educadores.
Thomas Pfister, encargado de recopilar los casos del monasterio, detalló durante 45 minutos el contenido de decenas de correos electrónicos, llamadas telefónicas y encuentros personales celebrados 'día y noche' con víctimas que tuvieron el coraje de denunciar. Pfister condenó la 'cultura sistemática del mirar hacia otro lado y ocultar'.
Aunque la mayoría de las denuncias se refieren a décadas atrás, ayer se informó de abusos actuales. Un educador del monasterio habría obligado a alumnos a posar desnudos ante una cámara en un viaje de estudios. Sucesivamente las fotos habrían sido subidas en una plataforma gay de Internet entre 2000 y 2001.
Siempre según el informe de Pfister, en 2009 dos alumnos de quinto año denunciaron castigos corporales violentos. Otra denuncia se refiere a los massenschlagen, literalmente 'los manotazos de masa', cuando los educadores golpeaban uno tras otro a decenas de niños alineados. 'Reinaba el terror absoluto', escribió la víctima.
Esos niños son ahora personas adultas. Según Pfister, describen a los acosadores como unos 'sádicos' que sentían placer humillándoles. Otro testigo anónimo describió así su paso por la escuela: 'Fue la temporada más dura de mi vida'. También en los años ochenta, según este testigo, las brutalidades fueron atroces. Golpes en la cabeza, manotazos y tirones del pelo... 'No sabría decir cuántas veces me pegaron'.
La redada en el monasterio se produjo después de la dimisión, el pasado viernes, del prior del convento, el padre Maurus Krass, por no haber informado de los indicios de abusos registrados entre 2002 y 2005. La de Krass fue la segunda dimisión en pocos días, pues el miércoles el abad Barnabas Bögle renunció por el mismo motivo.
La ola de denuncias de acoso sexual sufridas por escolares y seminaristas en diversos centros dependientes de la Iglesia católica alemana se inició a fines de enero cuando el director de un colegio jesuita de Berlín informó a los ex alumnos de casos acontecidos entre los sesenta y los ochenta. Desde entonces, día a día se conocen más historias dramáticas.
El jueves, Benedicto XVI confirmó que recibirá el día 12 al presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el obispo Robert Zollitsch. Tras las nuevas revelaciones, la cita adquiere un nuevo significado.
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